jueves, 20 de mayo de 2010

El pueblo Guaraní

En el siglo XV la sociedad guaraní pasó por un período de cambio. Comenzaron a aparecer instituciones unificadoras que probablemente, en el largo plazo, hubieran llevado al surgimiento de un Estado. Los karaí, profetas que eran aceptados en todas las tekuas (aldeas) que se enfrentaban entre sí en un permanente ciclo de búsqueda de poder para la obtención del aguyé, son un ejemplo de estas fuerzas unificadoras. Estos karaís recorrían las aldeas predicando el mensaje del advenimiento de importantes cambios; y no estaban adscritos a ninguna tekua en particular sino que eran panguaraníes, por así decirlo.
Cien años después, con la invasión europea en la zona, llegaron los jesuitas, que, en cierto sentido, vinieron a competir directamente con los karaí. Aunque extranjeros, traían un mensaje unificador y, sobre todo, ofrecían algo muy importante: los guaraníes que aceptasen su convivencia pasarían automáticamente a estar cubiertos por las leyes del rey de España.
La expansión del frente hispano-portugués y la amenaza real que esto llevaba aparejado llevó a un debate interno entre los partidarios de la alianza con los jesuitas para así obtener la protección de la corona y los que preferían el enfrentamiento.
En todo caso, la política guaraní obedecía a su propia lógica y en esa lógica los jesuitas fueron vistos como la pieza clave para obtener la protección del marco jurídico que la corona otorgaba.
La alianza generalizada de los dirigentes políticos guaraníes con la orden jesuita obedeció a una estrategia global, debatida y consensuada por esos dirigentes, fruto de no pocos enfrentamientos internos, para frenar o al menos limitar el avance de la agresión de hacendados españoles y bandeirantes portugueses. (existen numerosas fuentes documentales de testigos que presenciaron estos debates de líderes políticos guaraníes).
Los jesuitas fueron utilizados por los guaraníes para mantener su idea de la política. El modelo político guaraní ya tenía un lugar reservado para ser ocupado por los jesuitas (el antiguo Karaí Pan guaraní, no en vano a los padres jesuitas también les llamaron así: karaís, incluso actualmente en guaraní correntino existe la palabra karaí). Por ello se explica la rápida consecución de la alianza y el florecimiento de las misiones. Las reducciones no eran más que tekuas o aldeas tradicionales que habían obtenido la protección de la corona, ingresando así no solo en el corpus legal sino también en una serie de intercambios económicos y culturales que se mantuvieron durante doscientos años.
Los partidarios de la guerra se opusieron a esta alianza y permanecieron indómitos, en tekuas tradicionales (sin iglesias de piedra), advirtiendo una y otra a vez a los guaraníes "cristianos" que ese no era el camino. De hecho, cuando la orden jesuita perdió la amistad del rey y fue expulsada, las reducciones fueron arrasadas.
Los guaraníes reducidos, los que habían apostado a la alianza con los jesuitas al haber sido educados y haber convivido más de 150 años con los sacerdotes de la compañía de jesus (que tenían un nivel cultural muy alto) ya no eran los Aborigenes que todos imaginamos con taparrabos y hablando solo su lengua sino que habían sido intruidos para hablar latin, pintar, cuadros hacer obras esculturisticas etc. lo que hoy se llama barroco-guaraní por lo que es importante desechar la teoría de que volvieron a la selva por que ya ni ellos ni sus padres o abuelos habían vivido en la selva, y la mayoría lo que hicieron fue prestar servicios en las grandes estancias que se estaban constituyendo en las provincias de Santa fe, Buenos Aires ya que ellos tenían conocimientos del trabajo rural. El escenario hacia principios del siglo XIX era otro muy distinto y los diversos grupos se aislaron entre sí.
Cabe destacar, sin embargo, que esta situación llevo a profundizar en aspectos prácticos de la religión o pensamiento filosófico guaraní, como la obtención del estado de perfección o aguye por una nueva vía, no caníbal. Es notable la evolución del pensamiento guaraní con respecto a la obtención de energía por la vía caníbal. Es probable que la experiencia jesuita haya influido en ello, no sólo porque aquéllos se negaban a aceptar la vía caníbal

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